¿Dónde Está Realmente El Problema De Los Packers En 2025?
Radiografía del colapso ofensivo de los Green Bay Packers en el 2025.
Durante años, la afición de los Green Bay Packers suplicó por una defensiva decente mientras veía cómo sus aspiraciones se desvanecían cada enero.
“Si tan solo le dieran una defensiva a Rodgers”, decían mientras miraban al cielo.
Y entonces llegó Jeff Hafley, un coordinador defensivo que ha elevado a su unidad a límites impensados durante las eras de Joe Barry, Mike Pettine y Dom Capers, si realmente queremos escarbar la basura.
Los Packers han permitido solo 39 puntos totales y 780 yardas totales en sus tres derrotas esta temporada.
Son el primer equipo de la NFL desde los Lions de 1940 en permitir menos de 40 puntos y menos de 800 yardas en sus primeras 3 derrotas de una temporada.
Lo que nadie anticipó es que el ascenso de la defensiva de los Packers, iba coincidir con el inmediato bajón de nivel de la ofensiva.
Entre Jordan Love, una línea ofensiva inconsistente, un cuerpo de receptores promedio, las lesiones y, sobre todo, Matt LaFleur, a los Packers les sobra material para repartir responsabilidades.
Tengo algo de tiempo en las manos. Así que intentemos ir uno por uno.
Matt LaFleur - Mi Tío Conservador
Desde que Matt LaFleur aterrizó en Title Town en 2019, la ofensiva de los Packers evolucionó lo suficiente para emocionar a sus aficionados por momentos.
El problema es que esa evolución necesita contexto.
Green Bay venía de un largo y agotador ciclo con Mike McCarthy, un entrenador de pocas ideas nuevas, al que la reciente revolución ofensiva de la NFL le había pasado por encima.
Cuando LaFleur impuso “su método” —énfasis en las comillas—, los Packers se convirtieron en el sembrado número uno de la NFC en 2020 y 2021, mientras Aaron Rodgers sumaba MVPs consecutivos.
De pronto, Green Bay lucía fresco, distinto y con una energía que no se veía desde hacía años.
Adjetivos como “genio” empiezan a bailar en redes sociales, especialmente porque Kyle Shanahan y Sean McVay, con quienes compartió en Washington, también presumían de esas denominaciones.
Lo lógico era pensar que si Green Bay había tenido tanto éxito en sus primeros años, Matt pertenecía a ese grupo de niños genios que habían instalado esquemas ofensivos revolucionarios en la liga.
Nada más lejos de la verdad.
Para entender a Matt LaFleur, hay que ir un poquito atrás.
LaFleur comenzó como asistente ofensivo de los Houston Texans en las temporadas 2008 y 2009, bajo la tutela de un muy joven Kyle Shanahan.
Él mismo confesó que, al principio, observaba a Shanahan con cierto escepticismo, convencido de que su puesto se debía al apellido.
Tras la primera reunión entre ambos, Matt LaFleur salió absolutamente convencido de que él no sabía nada de football americano en comparación con Gary Kubiak (head coach de los Texans en ese momento) y Kyle Shanahan.
Ese golpe de humildad lo transformó. A partir de ahí, estudió con obsesión los conceptos y métodos que más tarde lo llevarían hasta el puesto de head coach en Green Bay.
LaFleur siguió a Shanahan casi a todos lados, desde Houston y Washington, hasta Atlanta, donde formó parte del staff del fallido equipo que perdió el Super Bowl 51 ante New England.
Ese partido en particular carga mucho peso emocional para Matt LaFleur.
Él ha confesado que, si los Falcons hubiesen sido menos agresivos esa noche en Houston, habrían salido campeones.
Esa postura es todo un debate. Otros entrenadores creen lo contrario: que cambiar su identidad en el momento más importante habría sido un error aún mayor.
Pero esa posición de Matt LaFleur lo define como entrenador en jefe y refleja parte de lo que hoy es Green Bay como ofensiva. LaFleur es conservador por naturaleza.
Basta recordar que, abajo por 8 puntos con poco más de 2 minutos por jugar en la final de la NFC de 2020, decidió patear el gol de campo en lugar de ir por la 4ta oportunidad con Aaron Rodgers liderando la ofensiva.
Matt defiende esa decisión hasta hoy.
Y si la desmenuzamos con cinismo, caemos en cuenta de que decidió quitarle el balón de las manos a su jugador MVP en plena forma para dárselo al mejor quarterback de todos los tiempos, con un pase al Super Bowl de por medio.
Sabemos el resto de la historia: los Packers no volverían a ver el balón nunca más.
Todo este viaje rápido al pasado es para recalcar lo que dije: Matt LaFleur es conservador por naturaleza.
En el Monday Night Football ante los Eagles, los Packers tuvieron una tasa de acarreos 10 puntos porcentuales por encima de lo esperado, según los datos de NFL Next Gen Stats.
¿Qué significa esto, Alonzo?
Significa que, en las situaciones donde normalmente un equipo pasaría el balón, Green Bay eligió correr un 10% más de lo que sería lógico o eficiente según los datos históricos (por ejemplo, en 1ª y 10, o en 2ª y largo).
Este fue su cuarto partido con esa tendencia extrema hacia el juego terrestre, y casualmente esos cuatro juegos fueron sus peores actuaciones del año: tres derrotas (Browns, Panthers y Eagles) y un empate (Cowboys).
Para empeorar las cosas, la línea ofensiva ha perdido nombres por lesión y sus jugadores de habilidad (tight ends y receptores) no son particularmente buenos bloqueando.
Si añadimos que la filosofía conservadora de LaFleur lo hace predecible, entendemos el desastre que fueron los Packers el lunes por la noche, y por ende, en semanas consecutivas tras perder en la Semana 9 ante los Panthers.
Es tan grave lo predecible que se ha vuelto la ofensiva, que abajo vemos a Moro Ojomo (número 97) de los Eagles gritar exactamente la jugada que los Packers van a ejecutar en 4ta y 1:
“Inside Zone por aquí. Inside Zone por aquí”.
¿Resultado?
Lectura perfecta, pérdida de yardas y fumble. Balón de los Eagles.
¿Y tal vez se pregunten cómo Ojomo y los Eagles reconocieron la jugada de inmediato? Especialmente porque se trataba de una serie no huddle (sin reunión previa).
Bueno, Green Bay había hecho la misma jugada en un escenario similar (3era y 2) antes del medio tiempo ante los Panthers la semana pasada.
Y había hecho exactamente lo mismo ante los Steelers (3ra y 2) hace 2 semanas.
La ofensiva de los Packers es predecible y los Eagles lo probaron.
Una Estructura Frágil
Soy de la idea de que un buen esquema puede elevar a un equipo, pero sin jugadores de calidad ese esquema nunca alcanzará su máximo nivel.
Como vimos arriba, en el caso de Green Bay el planteamiento de LaFleur no está ayudando. Y para peores, por diferentes circunstancias, los Packers no tienen a los jugadores necesarios para levantar la ofensiva.
Un equipo que no bloquea ni protege no tiene oportunidad. Mucho menos ante los campeones de la NFL.
Los Eagles presionaron a Jordan Love en 17 de 42 acciones de pase (pases + capturas + scrambles).
Love completó solo 3 de 12 pases para 21 yardas en esas 17 jugadas y fue capturado 3 veces.
Para peores, el centro Elgton Jenkins salió del partido con una lesión de tobillo que podría complicar el futuro de esta línea ofensiva y, por consecuencia, el de Jordan Love.
“No luce prometedor”, dijo LaFleur sobre el estado de salud de su centro titular.
Dependiendo de la gravedad de la lesión, Jenkins podría haber jugado su último snap con los Packers.
El acuerdo de 4 años de Jenkins expira en 2026, pero su costo para el tope salarial se disparará por encima de los $24 millones en la siguiente temporada, lo que podría complicar su futuro en Green Bay.
A lo largo de su paso por Green Bay, Jenkins ha acumulado 94 titularidades, demostrando su versatilidad al ocupar distintas posiciones en la línea ofensiva.
Ha jugado de centro, guardia e incluso de tackle. Básicamente lo ha hecho todo, y su ausencia será muy difícil de reemplazar.
Sean Rhyan (número 75), guardia de profesión, tomó los snaps como centro tras la lesión de Jenkins.
El resultado, como pueden ver en el video de abajo, fue desastroso.
Y si de ausencias hablamos, sería injusto no mencionar que Green Bay ha lidiado con el gusano de las lesiones en ofensiva desde el inicio de la temporada.
Matthew Golden se perdió el encuentro por una lesión en el hombro, mientras que Jayden Reed continúa marginado por molestias en la clavícula y el pie.
A pesar de haber estado limitados en los entrenamientos, Christian Watson, Dontayvion Wicks y Savion Williams lograron participar.
Sin embargo, la situación en el cuerpo de receptores era tan crítica que Bo Melton, quien recientemente había sido movido a la posición de esquinero, tuvo que volver a jugar como receptor y correr 16 rutas durante el partido.
Muchos dirán que hubo una gran cantidad de balones que no fueron atrapados por las alas abiertas disponibles, y eso es cierto.
Melton soltó un pase en 4ta y 9 al final del tercer cuarto que le pegó directo en el pecho mientras se deslizaba.
El mismo Melton se alineó de forma ilegal al cubrir al liniero ofensivo Darian Kinnard en una jugada de 2da y 6 desde la yarda 35 de Philadelphia, al inicio del último cuarto.
La jugada anuló una ganancia de 22 yardas en un pase completo a Christian Watson.
Pero estas cosas suceden cuando el cuerpo de receptores es tan frágil en cuanto a talento y disponibilidad.
Green Bay ha sido negligente en esta posición desde los últimos años de Aaron Rodgers y Davante Adams.
No es nada nuevo.
¿Qué Está Pensando Jordan Love?
No hay mariscal de campo en toda la NFL que me haga gritarle al televisor preguntándome: ¿qué carajo vio cuando lanzó ese pase?
Y estoy seguro de que no soy el único al que le pasa.
Mi relación con Jordan Love es extraña, porque es el QB que más me cuesta evaluar.
El tipo tiene pases fantásticos y una técnica depurada que son muestras claras de un gran mariscal de campo.
Pero su toma de decisiones es la de un niño de 4 años, y eso me vuelve loco.
Si a mí se me complica la relación con Love, solo quiero advertirles a los aficionados de los Packers que están por vivir los próximos 10 años dentro de una relación tóxica que va a rozar lo abusivo.
Jordan Love promete enamorarlos, decepcionarlos y volverlos locos todos los domingos, sin el menor reparo.
Se los advierto para que lo tengan presente cada vez que se sienten a verlo jugar.
El fumble antes de la primera mitad ante los Eagles explica perfectamente lo irresponsable que es jugando la posición.
No hay ninguna razón para exponer el balón intentando hacer no sé qué, cuando el equipo tiene 3 puntos asegurados o al menos la oportunidad de conseguirlos.
Tres puntos que, por cierto, terminaron siendo la diferencia en el partido del lunes por la noche.
Se los juro, Jordan Love me hace preguntarme qué pasa por su cabeza cuando toma decisiones tan a la ligera.
La única manera en que puedo explicarlo es que al tipo se le desconecta un cable un par de veces por partido, y eso invita al caos más absoluto.
Lo veo algo así:
Y es que podríamos volver a uno de los peores pases de su carrera, lanzado la semana pasada en la derrota ante los Panthers, pero ese es demasiado fácil de lamentar.
Es muy obvio.
Lo que me llama la atención es que, incluso en sus jugadas exitosas, su tren de pensamiento es caótico.
Este pase a Tucker Kraft tenía todos los boletos comprados para ser un desastre, pero Kraft salvó la papaya que lanzó Love y la convierte en una ganancia de 61 yardas. Y todos felices.
La jugada queda como un recuerdo de la habilidad de ambos, pero ¿y la toma de decisiones?
A pesar de ser una acción técnicamente positiva, el tren de pensamiento de Jordan Love para lanzar esa plegaria es la razón por la que este QB comete tantos errores que parecen irresponsables.
Y ese tipo de acciones, en postemporada, se pagan carísimo.
Green Bay estará en contienda de playoffs, y tal vez hasta de Super Bowl, mientras su defensiva siga jugando a este nivel.
Pero si el equipo no corrige esto y queda eliminado por un coacheo conservador o un mariscal de campo errático, quiero que vuelvan a este artículo para recordar que todos estos problemas estaban más que documentados.
Gracias por leer. ✌










